
La geisha no es ni una esposa ni una amante ni una prostituta sino una especie de artista que se gana la vida entreteniendo a hombres poderosos. La palabra `gei´ en japonés significa `arte´. Una geisha recibe formación en baile, canto y música y es a la vez una brillante conversadora. Ríe las bromas de su cliente y nunca revela las confidencias de que es objeto. Parte del encanto de una geisha proviene de gestos tan sencillos como sus andares o un discreto movimiento de abanico.
Formarse como geisha supone años de esfuerzo y disciplina. Pero no hay que olvidar que bajo su máscara de maquillaje, aparentemente inexpresivo, se esconde una mujer de carne y hueso, con sus vivencias personales y secretos del corazón.



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